domingo, 29 de mayo de 2016

Banco de México


El Banco de México es el banco central del Estado Mexicano. Por mandato constitucional, es autónomo en sus funciones y administración. Su finalidad es proveer a la economía del país de moneda nacional y su objetivo prioritario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda. Adicionalmente, le corresponde promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pago.

El Banco de México (abreviado B de M o Banxico) es el banco central de México. Fue fundado por decreto como sociedad anónima el 25 de agosto de 1925 bajo el gobierno de Plutarco Elías Calles, iniciando su operación como banco central el 1 de septiembre de ese mismo año. Su primer Director General fue Alberto Mascareñas Navarro y el primer Presidente del Consejo fue Manuel Gómez Morín. Por mandato constitucional, el Banco de México es una institución autónoma desde abril de 1994. Su objetivo prioritario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 28, dispone que "el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración, por lo que no es una dependencia o entidad de la Administración Pública Federal".
El ejercicio de sus funciones y su administración está encomendada a la Junta de Gobierno integrada por cinco miembros. Desde 2009, Agustín Carstens funge como Gobernador. Los cuatro Subgobernadores son Manuel Sánchez González, Javier Guzmán Calafell, Manuel Ramos Francia y Roberto del Cueto Legaspi.

Finalidades y funciones del Banco de México

Las finalidades sustantivas del Banco de México son proveer a la economía del país de moneda nacional (el peso mexicano); instrumentar la política monetaria con el objetivo prioritario de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional; promover el sano desarrollo del sistema financiero; y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pago.
El Banco de México de acuerdo a su Ley Orgánica también tiene la función de: Prestar servicios de tesorería al Gobierno Federal y actuar como agente financiero del mismo; fungir como asesor del Gobierno Federal en materia económica y, particularmente, financiera; participar en el Fondo Monetario Internacional y en otros organismos de cooperación financiera internacional o que agrupen a bancos centrales, y operar con bancos centrales y con otras personas morales extranjeras que ejerzan funciones de autoridad en materia financiera.
Una de las finalidades principales del Banco de México es proveer al país de moneda nacional. Al igual que cualquier banco central moderno, cuenta con la facultad exclusiva de emitir papel moneda y de regular la cantidad de billetes y monedas en circulación.
La Casa de Moneda de México es una entidad separada del Banco de México, dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y es responsable de fabricar las monedas en las cantidades y denominaciones que requiere el público para efectuar sus transacciones. El Banco de México, por su parte, es responsable del diseño y producción de los billetes, asegurándose que hay una cantidad suficiente de ellos en circulación y que son auténticos mediante la incorporación de características de seguridad.
En la actualidad, los individuos utilizan dinero en efectivo y otras nuevas formas de dinero para llevar a cabo sus transacciones cotidianas. Aún con las innovaciones asociadas con las tarjetas de débito, las tarjetas de crédito y otras formas de pago electrónico, un alto porcentaje de la población utiliza intensivamente los billetes y monedas en sus operaciones cotidianas.
Millones de nuevas notas son producidas por el Banco de México cada año con el fin de reemplazar las que están en mal estado o aquéllas que por su desgaste ya no son aptas para la circulación. Banco de México cuenta con seis cajeros regionales en varias localidades del país, los cuales juegan un papel trascendental en la distribución de efectivo a lo largo y ancho del país.
La cantidad producida se determina con base en la cantidad de billetes (y monedas) que necesitan los individuos para realizar sus transacciones. Esta demanda por circulante típicamente se eleva en navidad, periodos vacacionales, quincenas e incluso varía dependiendo del día de la semana y de si hay días feriados o puentes.
Para proteger la confianza en la moneda, el Banco busca prevenir la falsificación de los billete, incorporando sofisticadas características de seguridad en los billetes, dándolas a conocer a la población mediante campañas de difusión. Si bien la cantidad de billetes falsos como porcentaje del total en circulación es uno de los más bajos del mundo, recientemente se ha observado una tendencia ascendente, especialmente en los billetes de mayor denominación. Por esta razón, el Banco de México utiliza tecnología de punta en el diseño y la fabricación de los billetes. Por ejemplo, el uso de nuevos materiales como el polímero, aunado a las nuevas características de seguridad de los billetes, ha resultado sumamente efectivos para combatir la falsificación.
Por lo que hace a la fabricación de monedas, el Banco de México busca promover los valores patrios y la identidad nacional con la emisión de billetes y monedas conmemorativos, por ejemplo, las monedas conmemorativas de los Estados de la República, las monedas de 5 pesos alusivas a personajes de la independencia y la revolución, los billetes conmemorativos del centenario de la revolución mexicana y del bicentenario de la independencia mexicana. Asimismo, el Banco de México comercializa monedas en metales finos como el oro y la plata que han merecido de reconocimiento a nivel mundial. Un ejemplo reciente es la distinción a la Moneda Azteca de 1 kg de plata como la moneda más bella del mundo.[cita requerida] Estas monedas tienen una gran demanda en los mercados numismáticos y representan una fuente adicional de ingresos para la economía nacional.

La estabilidad de precios

Una de las funciones principales de la Junta de Gobierno del Banco de México es la de formular la política monetaria del país. El criterio rector en la conducción de la política monetaria que instrumenta el Banco de México es el de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional. En otras palabras, cuidar que el valor de nuestra moneda no se vea erosionado por aumentos sostenidos de los precios.

La inflación y sus males

La inflación se refiere a un aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios. Este fenómeno se produce cuando la demanda o gasto agregado de las familias y las empresas tanto nacionales como de extranjeros excede a la capacidad del aparato productivo nacional para generar bienes y servicios.
En los últimos 10 años, las acciones de política monetaria del Banco de México han logrado que la inflación sea relativamente baja y estable. Sin embargo, este no siempre fue así. En ocasiones la inflación puede salirse de control. Baste recordar que de 1970 a 2000, México experimentó tasas de inflación y tasas de interés altas y fluctuantes. Hacia finales de 1987 la inflación alcanzó niveles de hasta 150% y las tasas de interés se elevaron hasta 180%. Estos episodios de inflación alta y fluctuante estuvieron asociados con las crisis económicas y financieras que el país padeció con una periodicidad casi sexenal entre 1970 y mediados de la década de los noventas. A lo largo de dicho periodo, el desempeño económico de México ha dejado mucho que desear en términos de crecimiento económico, creación de empleos permanentes y bien remunerados, distribución del ingreso y elevación de la calidad de vida y bienestar de la población.
La lucha contra la inflación no es obsesión ni es un capricho. La experiencia de México y de otros países ha demostrado que una inflación elevada se asocia, en el mejor de los casos, con un desempeño ineficiente de la economía. Y un mal desempeño económico tiene una clara dimensión social; un mal desempeño económico significa menos oportunidades de empleo, significa aumento de la pobreza, significa agravar la distribución del ingreso.
La razón principal es la incertidumbre que se genera por un entorno de inestabilidad. En un contexto de inflación, no todos los precios se ajustan al mismo ritmo. Unos aumentan más rápido que otros debido a las prácticas de fijación de precios. Esto crea distorsiones serias en la eficiente asignación de los recursos productivos entre sus posibles usos. Además, la inflación tiende a ser más volátil cuando es elevada. En estas circunstancias, las tasas de interés tienden a elevarse tanto en términos reales como nominales. Esto es así porque los ahorradores o los oferentes de fondos prestables exigen una prima para cubrirse ante la eventualidad de que inflación resulte más alta que la esperada. Aún es estos casos, debido a las diferentes percepciones que los participantes de los mercados financieros tienen sobre la inflación futura en un entorno de inestabilidad, la variabilidad de la inflación puede ocasionar una redistribución de la riqueza entre los ahorradores, los inversionistas y los intermediarios financieros.
Por otra parte, una de las manifestaciones más frecuentes en los mercados financieros del entorno de incertidumbre que está asociado con inflación alta y volátil es que se dificulta la planeación estratégica a largo plazo y resulta difícil distinguir las inversiones rentables a largo plazo de otras con carácter especulativo. Los plazos de inversión y ahorro se acortan y se limita el acceso al crédito a tasas de interés fijas a largo plazo.
Otro de los costos más evidentes de la inflación es que típicamente los salarios tienden a rezagarse respecto de los precios, lo que reduce el poder de compra de los salarios. Peor aún, la inflación actúa como un impuesto regresivo porque típicamente afecta a las personas de menores recursos, entre ellos los pensionados, ya que éstos tienen un menor acceso al sistema financiero y, por lo tanto, menores oportunidades para proteger el poder adquisitivo de sus ahorros.
De ahí la importancia del trabajo autónomo del Banco de México con el que en estos años se ha reducido la inflación sobre bases firmes, sin controles de precios y sin predeterminar el tipo de cambio.
Un entorno de inflación baja, estable y predecible contribuye en gran medida a crear un clima propicio para el ahorro de largo plazo, la inversión productiva, el aumento de la capacidad productiva, la creación de empleos de calidad y favorece una distribución más equitativa del ingreso y de la riqueza.

Autonomía del Banco de México

A principios de la década de los noventas, se inició una tendencia para modificar el marco legal de los bancos centrales con el propósito de concederles mayor independencia en su administración y/o en sus funciones. Esta tendencia obedeció principalmente al objetivo de que no estuvieran sujetos a presiones políticas de los gobiernos en turno y al reconocimiento de que la estabilidad financiera y de precios crea un entorno propicio para el desarrollo económico y elevar la calidad de vida de la población.

México y otras naciones de América Latina no fueron ajenas a estas tendencias. En el caso de los países de América Latina, padecieron crisis económicas y financieras caracterizadas por episodios de inflación alta y volátil, altas tasas de interés tanto en términos nominales y reales, contracciones de la producción, aumento del desempleo y una disminución sustancial del poder adquisitivo de los trabajadores. En consecuencia, es válido decir que la autonomía del Banco de México actúa como una salvaguarda contra la inflación alta y volátil y los episodios de inestabilidad financiera.


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